Después de una larga lista de aplazamientos (hasta cuatro: lluvia y viento en mayo, nacimiento de la hija del profesor en junio, problemas con la botella de helio en julio, últimos días de vacaciones en septiembre...) la sonda Limasat III echó a volar en la mañana del 11 de septiembre.
El día era propicio y tras el lanzamiento nos dirigimos a Montoro, lugar donde según los cálculos de trayectoria iba a caer la sonda a su vuelta del paseo por la estratosfera.
Al pasar más de 10 minutos sobre la hora de aterrizaje prevista nos empezamos a preocupar pues no nos llegaba ningún mensaje de posición. Mandamos nosotros un orden de reinicio al sistema localizador y rápidamente obtuvimos respuesta, ya teníamos las coordenadas de longitud y latitud de la sonda. Algo había fallado, estábamos a unos 8 kilómetros de donde la sonda descansaba (lo normal es a no más de 2 kilómetros) así que volvimos a subir a los coches en dirección a Algallarín. Una vez allí sufrimos otro rato pues al no poder ver correctamente la posición, la pantalla del móvil no es suficientemente grande y nos indicaba un punto del callejero de Algallarín muy cercano al real, y estuvimos creyendo que la sonda había caído en el patio de una casa en la que no vivía nadie. Un vecino muy amable, el señor José Moya, nos ofreció su ayuda y desde la pantalla de su ordenador vimos con exactitud dónde estaba la sonda, tres minutos después hacíamos la siguiente foto:
Pese a todo lo anterior esta era la vez que recuperamos la sonda en menos tiempo, habían pasado apenas cuatro horas desde el lanzamiento. Sólo quedaba comprobar si todo los equipos habían funcionado correctamente, estudiar los datos obtenidos y preparar el correspondiente estudio de fallos y posibles mejoras. En los próximos días iremos publicando.
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